Aun no existe la cura del COVID -19, pero el mundo ya está pensando en la reactivación progresiva de la economía. El objetivo es evitar que la crisis social se incremente y desborde, sobre todo, en países con débiles espaldas financieras y altos niveles de pobreza e informalidad.

En Perú, gremios como la Sociedad Nacional de Industrias, la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, la Asociación de Exportadores, entre otras entidades representativas de las principales industrias del país han asegurado responsabilidad y compromiso para extremar las medidas de seguridad y sanidad y dinamizar nuestra golpeada economía.

Sin embargo, hay un tema que aún no se discute: la nueva forma de hacer industria, la nueva forma de hacer negocios.

No se sabe con precisión el impacto real de la pandemia en los consumidores, en las normativas, en las políticas ambientales, en general, en todos los actores y acciones que condicionan el quehacer de la industria, pero que habrá un impacto… es una realidad.

En este nuevo orden, resulta necesario acelerar o iniciar la transición de una economía lineal a una economía circular, en pocas palabras, pasar de la teoría a la práctica.

Coincidentemente, a fines de febrero de este año, días previos a la explosión de la pandemia, el gobierno aprobó, vía Decreto Supremo N° 003-2020-Produce, la “Hoja de Ruta hacia una Economía Circular en el Sector Industria” que entre sus principales acciones destaca:

• Identificar y desarrollar acciones para que el marco normativo existente impulse y facilite la competitividad y productividad con enfoque de economía circular.
• Establecer los lineamientos, directivas y procedimientos para la implementación de Acuerdos de Producción más Limpia en los sectores industriales.
• Propiciar la suscripción de Acuerdos de Producción más Limpia, en el marco de la normativa del sector industrial.

A nivel global, en marzo último, la Unión Europea publicó su nuevo Plan de Acción para la economía circular, con normativas y medidas que exigen una transformación a los métodos y formas de producir, exigencias que se extienden no solo a sus países socios, también a las empresas y países que quieran hacer negocios con este importante poder económico.

En ese sentido, es tiempo de reactivar la economía y exigir una presencia estratégica del Estado para impulsar las inversiones, pero es también el momento para empezar a adaptarnos a la economía circular.

Por: Arturo Córdova

Director

Estación Industria