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La industria textil se reperfila en Colombia para subsistir en medio de la crisis sanitaria

La industria textil se reperfila en Colombia para subsistir en medio de la crisis sanitaria

El sector tuvo que dejar de lado el segmento de la moda durante la pandemia y ha subsistido apelando a la producción de implementos de seguridad. Se espera una recuperación a partir de 2022.

Colombia es un referente de la industria textil, de moda y confección en la región. En Medellín, la segunda ciudad en importancia del país, se llevan a cabo ferias como Colombiamoda y Colombiatex, donde exponen su trabajo diseñadores y se realizan negocios que superan los 300 millones de dólares.

La industria cuenta con una cadena de valor que incluye diferentes niveles de profesionalización como en diseño; producción de insumos como hilos, telas, botones, cierres; además de talleres de corte, confección, tintorerías, lavanderías y tiendas para su comercialización. Según Manuela Velásquez CFO de Moda de Avanzada, empresa dedicada al diseño, confección y venta de ropa de hombre en la ciudad de Medellín, en la ciudad está presente toda la cadena de valor, lo que hace que Medellín sea el líder del sector en el país.

Por otra parte, se calcula que el 94% de las empresas de la industria de moda son pequeñas y medianas y que el 74% del sector es informal. Durante el 2019 se generaron ventas en el sector por 2 billones de pesos colombianos. Además, es una industria movida principalmente por mujeres pues de cada seis trabajadores, cinco son mujeres, siendo estas finalmente las más afectadas por la crisis generada por la pandemia del covid.

Según el último informe del observatorio de moda de Inexmoda, Raddar y Sectorial, la moda ha sido uno de los sectores más afectados por las medidas del confinamiento: “En abril de 2020 el tamaño de mercado cayó a 1,1 billones de pesos, cuando en abril del año anterior el tamaño de mercado era de 2 billones de pesos”. Además solo el 21% de las empresas han logrado sostener sus niveles de producción desde inicios de año, y el 9% logró incrementar sus niveles pese a la pandemia. “Los segmentos que más se han visto afectados son la estampación y acabados, con una disminución del 30% de la actividad frente a 2019. En cuanto a los tejedores, las reducciones son del 23% y del 22% para los fabricantes de fibras”, según indican en su informe.

Para Velásquez, el sector antes de la pandemia tenía un muy buen comportamiento, con cifras de crecimiento superiores a otros sectores, pero en 2020 la balanza cambió de dirección. “En 2019 el sector al compararlo con otros sectores, crecía mucho más. Cuando el panorama era muy favorable crecía, ahora que no lo fue, es uno de los sectores más afectados. La moda pasó a un segundo plano por completo y además de que no era un interés del consumidor, no la podíamos producir”, afirmó.

Al no ser un producto de primera necesidad de la canasta básica familiar, se redujo su consumo debido además al aislamiento y el teletrabajo. La industria textil y de moda se ha modificado, las tendencias están buscando moda de confort como ropa cómoda para estar en casa. Según Laura Medina diseñadora para ropa de venta por catálogo enfocada en compradores de estratos bajos en Colombia, con cinco marcas en su plataforma y con más de diez años de experiencia en el negocio, la ropa informal ayudó a mantener a flote el negocio. “La línea de ropa exterior, que es en la que yo trabajo puntualmente, se vio mucho más afectada, porque la gente en las casas está usando ropa cómoda e informal. La ropa interior y pijamas subieron mucho las ventas. Normalmente la ropa exterior era la que más vendía, esta vez las líneas de ropa cómoda ayudaron a mantener el negocio a flote”, afirmó.

Además, la industria de la moda se transformó, se piensa en la sostenibilidad ambiental, social y económica. Ahora los consumidores son más conscientes de lo que usan, a quién le compran, cuánto compran, cuánto tiempo usan las prendas antes de desecharlas, entre otras. Según Inexmoda en su informe, la ropa de segunda mano está tomando cada vez más fuerza a nivel mundial, negocio valorado entre 30.000 y 40.000 millones de dólares y se calcula que crecerá entre el 15 y el 20% anual durante los próximos cinco años.

Es así como Medina indica que si bien estas tendencias afectan al sector, es un cambio de conciencia que se necesitaba, pues es claro que esta industria es muy contaminante e incita a la renovación constante generando basura. “La moda se está transformando y eso fue lo que vimos en toda la pandemia hacia un producto más básico y que te sirva para todo, que pueda superar el tiempo. A nivel de diseño tenemos esa transformación. Lo que veo es que el diseño va a ser mucho más atemporal y los materiales van a ser más pensados en el medio ambiente, en ropa no tan desechable”, aseguró.

Una industria en constante renovación

Más allá del paso de la pandemia y de las dificultades que el sector ha tenido que superar y tendrá que superar, es una industria resiliente, pues ha logrado reinventarse para mantenerse a flote. Por medio de la fabricación y venta de insumos de protección como tapabocas, abrigos y enterizos con materiales antifluidos las empresas han logrado superar dificultades. Para Vanesa Ramirez, diseñadora independiente desde el 2009 y dueña de la marca Piaff Clothes, ubicada en Bogotá, si bien debieron cerrar su tienda durante el aislamiento, una vez vieron la oportunidad se reperfilaron productivamente. “Nos adaptamos a hacer implementos de protección y nos alejamos de hacer moda mientras todo vuelve a la normalidad. Fue un reto muy grande de instinto de supervivencia”, afirmó. Además aseguró que ha sido un reto grande el tema de la venta por internet, al que han tenido que abrazar para poder continuar con su negocio.

Se calcula que la recuperación del sector se verá entre el 2022 y el 2023; los retos de la industria están presentes, entre otras cosas, en el uso de materiales. Según Ramirez el diseño puede ser el mismo pero los clientes piden ahora materiales de protección. “La industria de la moda cambió porque ahora la mayoría de personas están buscando protección. Puede ser la misma prenda pero telas antifluido o que repelen líquido, los textiles vienen con esta tecnología. Antes no se pensaba en eso”, concluyó.  Y como afirma Velásquez, el 2021 será un año aún más retador.

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