El consorcio busca garantizar el adecuado desarrollo de esta línea que utiliza una tecnología nueva en el país.

E

l consorcio Yallique, conformado por Transelec, ISA Inversiones Chile y China Southern Power Grid International (CSGI), mostró una oferta óptima para la construcción y operación del Proyecto HVDC Kimal – Lo Aguirre, por un valor de US$ 116,3 millones de Valor Anual de Transmisión por Tramo (VATT), luego que el Coordinador Eléctrico Nacional abriera las propuestas presentadas a principios de octubre.

El Proyecto HVDC Línea Kimal – Lo Aguirre será clave para transmitir energías renovables desde la zona norte al centro del país, y llegar a los compromisos del Estado de Chile con la carbono-neutralidad.

La nueva línea HVDC no solo permitirá conectar la energía de los proyectos renovables que se encuentran en el norte del país, para llevarla al centro y sur de Chile, sino que además su tecnología dará una mayor capacidad de transmisión con menores pérdidas en el transporte que la tecnología de corriente alterna, y también posibilita prescindir de subestaciones intermedias.

Este es el primer proyecto HVDC que se realizará en Chile, razón por la que el consorcio Yallique ha resaltado que quieren garantizar su adecuada implementación, lo que está respaldado por la amplia experiencia de las empresas participantes en el desarrollo de proyectos dentro y fuera de Chile, además de contar con dos empresas expertas en el desarrollo de esta tecnología.

“Estamos comprometidos con el desarrollo de este proyecto no solo por su envergadura, sino que por la nueva tecnología que llega a Chile y sus beneficios. Los proyectos de transmisión se quedan por mucho tiempo presentes en los territorios y nuestro trabajo compromete altos estándares medioambientales y sociales que ya iniciamos como consorcio al estudiar durante casi un año más de 5 distintas variables de trazado y todas sus implicancias, optando por una ruta que presenta los menores impactos en el entorno”, indicó Andrés Kuhlmann, gerente general de Transelec.

El proyecto señala plazos exigentes, tanto para el proponente como para la institucionalidad. Se prevén cerca de 3 años de tramitación de permisos ambientales y sectoriales, así como 4 años y medio de construcción, para que la línea entre en servicio a finales de la década.

Esta nueva infraestructura será prioridad para mejorar la seguridad de la red de transmisión, robustecer y aumentar la capacidad del Sistema Eléctrico Nacional. Al tiempo que podrá evacuar grandes volúmenes de energía renovable generada en el norte del país hacia los habitantes ubicados en el centro y sur de Chile, haciendo posible cumplir con el exigente compromiso planteado por el país en la COP 26 de poner fin al carbón al 2030.